sábado, 1 de noviembre de 2014

Pensando en lo que pienso (03)



(Escrito el 24 febrero 2014)
Si las semanas pasadas reflexionábamos sobre las Entidades Bancarias y las Empresas de Construcción, hoy queremos pensar sobre la incidencia en la crisis de la clase política.

No cabe duda que lo primero que nos planteamos es: ¿dónde se puede construir? La respuesta a esta pregunta sin duda la tiene que contestar los políticos por partida doble, ya que primero definieron el terreno que podría ser edificable y en segundo lugar dieron las licencias correspondientes, ya que sin licencia nadie construye, o no debe construir.

Los políticos tienen la responsabilidad de que haya montón de solares sin edificar por el centro de las zonas urbanas, que tienen todos los servicios y sin embargo continúan vacíos, mientras han surgido multitud de urbanizaciones alejadas de los cascos urbanos, sin tener los servicios necesarios. En su día Celedonio ya dedicó un artículo a este tema que denominaba “ El tema de los solares”.

No cabe duda que la construcción es el gremio que más puestos de trabajo crea, no ya sólo por la construcción en sí, sino por todos los sectores que le acompañan. Pero el político también tiene que plantearse: construir ¿para qué? Se supone que la construcción de viviendas es para ser ocupadas por personas que buscan vivienda y ¿dónde están esas personas? ¿Qué estudios avalan que nuestras ciudades, pueblos, etc van a crecer en población? ¿De dónde van a venir y dónde van a trabajar? ¿En la construcción?

Algunas veces, escuchamos declaraciones de que los europeos buscan una nueva residencia en España, por su climatología, forma de vida, etc. No dudo que en  determinadas zonas sean solicitadas viviendas para este tipo de personas, pero ¿están dispuestos a comprar tanto en playa, como en montaña, como en el interior, etc.? Al ritmo que se construía parecía que tenía que ser así.

Otras veces como teníamos muchos inmigrantes, se decía que haría falta muchas viviendas, pero ¿no hay por todos los sitios, montones de viviendas que dicen estar deshabitadas? ¿Qué está pasando con los cascos viejos de las ciudades? ¿Por qué no se centraron las ayudas y estímulos en mejorar esas zonas? ¿Se permitirá que se hundan y cuando se llegue a esa situación se dejará que se quede todo en ruinas?

La gente joven dejaba los estudios y su formación por ir a ganar dinero a otros puestos de trabajo y ¿no se les encendió a los políticos ninguna luz en que viesen que ese camino no era el correcto? No soy vidente, ni futurólogo, ni quiero presumir de que lo veía venir. Sólo diré un razonamiento que al menos para mí me decía que la construcción tenía que explotar. En el año 1975, compré mi primera vivienda en la ciudad y me costó 40 mensualidades de lo que entonces cobraba. En 2006, como decía semanas atrás, una segunda vivienda en la montaña se vendía a 102 mensualidades de lo que cobraba ese año. Lo que valía una en la ciudad, ya ni lo calculé. Ese simple razonamiento me hacía pensar que no se podía seguir así.

Al mismo tiempo que esto sucedía, algunas personas, muchas de ellas políticos, dieron sus pelotazos, fomentaron la corrupción, se llevaron el dinero a los Paraísos Fiscales y al pobre ciudadano le han dado llanamente por el culo, sin más posibilidad. Junto a esto, el valor catastral lo suben una barbaridad y cuando tengan estos inmuebles que cambiar de titularidad por compra o herencia, el nuevo propietario tendrá que tributar por un valor mucho más alto que el real. Como decía un programa televisivo antiguo: ¡Vds. son formidables! Para los demás “ajo y agua”.

Próximo tema: Continuará con el tema del déficit.

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