lunes, 19 de julio de 2021

 

Explorando una ruta

(Escrito el 8 agosto 2014)

 


Son las 8 la mañana,

estamos en el camino,

dónde hay una tablilla

que nos indica el destino.

Vamos bien uniformados

con lo habitual del verano,

con las botas y el sombrero

y un buen palo de avellano.

 

Estamos en pleno monte

en el lado la solana,

dónde el sol debe pegar

a lo largo la mañana.

 

No vemos arranque claro,

pocos han ido por él,

a pesar ya, de esta fecha,

sin embargo hay que creer

lo que nos dice la flecha.

La hierba está crecida

muchas piedras por doquier,

pero a pesar de ver esto

por aquí tiene que ser.

 

Las aligas cierran paso

las matas de boj también,

pero pronto encontramos

la señal que vamos bien.

Cuatro piedras están puestas

formando un torreta

los que vamos por el monte

al punto reconocemos

que la señal es perfecta.

 

La senda se hará dudosa,

a lo largo del camino,

pero las señales siguen

unas veces junto a un boj

y otras veces junto a un pino.

 

El trazado es empinado,

no hace aire, ni hace viento,

de vez en cuando te paras

se te acaba el aliento,

pues en 50 minutos

subimos un desnivel

casi, casi de trescientos.

 

Como vamos por el bosque,

no vemos las referencias,

de carreteras, de pueblos,

sin saber por dónde vamos

si están lejos o están cerca.

Mas al subir un repecho

y llegar a lo más alto,

se acabó ya el solano,

ahora, a bajar por el paco.

 

El cuerpo da un respiro

la cima se ha coronado,

pero ahora otro tanto

hay que volver a bajarlo.

El sendero está muy bueno,

mejor que el que antes subía,

ahora es todo cuesta abajo

y siempre por la umbría.

 

Caminamos un buen trecho

y las dudas surgirían,

¿será este el camino?

pues no vimos un letrero

ni indicadores de piedras

como antes se veían.

 

Como abajo está el río,

junto a él la carretera,

mientras sigamos bajando

buena señal sí que era,

así que venga a bajar

y que sea lo que sea.

 

Mas de pronto, sin pensarlo

saltamos como una fiera,

a tres metros de nosotros

hay una señal con piedras.

Era el camino correcto

por este que hemos venido,

sin encontrarnos con nadie

el llegar se ha conseguido.

 

Cuando se termina el bosque,

lo vemos, ya allí mismo,

el pueblo que al empezar

elegimos de destino.

 

Próximo tema: Comisión de la verdad (03)

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