lunes, 2 de agosto de 2021

A la siesta


(Escrito el 20 de enero 2017)

Cuando yo te conocí

me acostaba en la tierra,

era en pleno verano

¡aquellos días de siega!

Tras comer y con calor

una sombra tú buscabas

y aunque fuese poco rato

una cabezada dabas.

 

Luego vendría la trilla,

el tiempo de siesta variaba,

sobre todo de la parva

de lo menuda que estaba.

 

Pasaron ya muchos años

y la siesta no me echaba,

eran los tiempos de estudios,

y después ya trabajaba.

 

Ahora al jubilarme

ya no lo puedo aguantar,

pues tras comer y fregar

aunque sea cabezada

yo me la tengo que echar.

 

Prefiero sea el sillón

o bien que sea el sofá,

mientras escucho la Tele

una siesta caerá.

Otros que son más modernos

y puede que original,

dicen prefieren la siesta

con pijama y orinal.

 

Como quiera que la siesta

tiene ámbito nacional,

yo propondría unos cambios

que la puedan aumentar.

 

En todos los restaurantes

dónde vamos a comer

debía haber un salón

que podrían ofrecer,

un sillón muy confortable

que por un tanto a la hora,

allí podrías estar

sentado y espatarrado

y a descansar ¡ya lo ves!


Próximo tema: A vuela pluma (02)

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